miércoles, 23 de febrero de 2011

Ustedes, ¡AFUERA! – Experiencias de Reanimación

Pensando en que escribir para esta semana, con la dificultad que significa postear algo que sea al menos interesante o que lo obligue a usted a darse la lata de seguir leyendo, me encontré de sopetón en Twitter con las historias mi gran amiga @jesicaba a bordo de su ambulancia por las calles de Santiago, la cual compartimos hace algún tiempo, cuando sentia la medicina desde su dimensión mas directa.

Leyendo sus tweets, pude reconstruir la escena en mi cabeza, una tantas veces vista, esta vez en la urgencia del Sótero del Río, afortunadamente en verano – en invierno puede ser aun mas duro – donde las camillas con aquejados pacientes se aglomeran en espera de ser ingresadas a lo que podríamos llamar el proceso de urgencia… dando la bienvenida a todo lo que significa la incertidumbre y el asombroso poder de la invisibilidad.

Pero lamentablemente, puede existir algo peor que eso. Y se llama desprecio. Desprecio por los demás médicos, desprecio por los pacientes, desprecio por todo.

Este cartel pegado en la puerta de la sala de reanimación del Sotero del Rio me trae de vuelta a mi memoria todos los recuerdos de los malos ratos, peleas , situaciones incómodas tanto para mi o para los pacientes, donde los equipos de emergencia, ya sea médicos, enfermeras o paramédicos, fuimos/somos maltratados por los equipos que “residen” en las urgencias hospitalarias.

La desconfianza que existe entre nosotros los equipos de salud raya la paranoia y cruza la agresividad. La legítima defensa y la preocupación por evitar errores se confunde día a día con la necesidad de pisotear al que esta en este caso en una condición mas expuesta, siendo la cadena médico de UCI hacia el médico de Urgencia – médico de Urgencia hacia el médico de Ambulancia – Médico Becado hacia en Interno – Interno hacia el alumno de Quinto.

Ejemplos tengo de sobra. Tubos correctamente puestos retirados solo porque habían sido intubados en la calle, gritos de porque no habíamos avisado antes de ingresar un paciente al recuperador o preguntas irónicas sobre la razón que habíamos tenido para sacar a pasear un cadáver en la ambulancia. Quizás todo se resumía en la pregunta…”¿Quién eres tú? Ya lo sé: Nadie, solo un médico de ambulancia…”

Algo pasa en nuestro mundo que nos está haciendo mal. No quiero encontrar las razones fundadas en la evidencia para explicar este tipo de comportamiento. Tampoco quiero entenderlas como sobrecarga de trabajo o rabia por malos sueldos. Lamentablemente, este desprecio no solo se ejerce con el equipo de salud que llega con el paciente. También se aplica sobre los familiares y con el paciente mismo. Mi amiga lo describió como una perdida de humanidad…quizás empatía lo llamaría yo. Perder la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Algo tan fundamental en la cosa médica.

El “prohibida la entrada” no solo se debe a razones administrativas-técnicas-circunstanciales que algunos de ustedes, inhumanos que trabajan en las urgencias y se sienten tocados por este post, saldrán a defender. Se trata de un maltrato sistemático a equipos médicos externos y a los pacientes, en el contexto de urgencia, lo he visto, y lo he vivido. Que no todos son así, puede ser. ¿Que no se puede generalizar? Quizás. Pero hoy tocó hablar de los malos.

Esto no se arregla ni con gestión, ni con indicadores, ni con mas recursos. Lamento informar que no se me ocurre como hacer para que recuperen la humanidad aquellos personajes… quizás siempre fueron así, quizás no. Por mi parte los seguiré mandado a buena parte, como muchas veces me tocó hacerlo, para mala suerte de ellos.

Foto tomada por @jesicaba en Urgencia Sótero del Río
Tomado de Matasanos

1 comentario:

  1. Es totamlnte absurdo e inconcebible dedicarse a un trabajo de servicio sin tener vocacion para aquello. Todo radica en la falta de espiritualidad de la que carece gran parte de la humanidad.

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